Considerado como uno de los edificios más antiguos de Argentina, y uno de los pocos que perdura del pasado colonial de La Rioja, en este breve resumen describimos de lo que hoy es uno de los principales atractivos turísticos de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja.
Por: Gonzalo González
Después de la ceremonia de fundación de la Ciudad de Todos los Santos de la Nueva Rioja el 20 de mayo de 1591, por aquel entonces el gobernador Juan Ramirez de Velasco ordenó el trazado del sector urbano y la distribución de solares siendo los franciscanos los únicos presentes en el acto fundacional con la Cruz y los primeros en establecerse. Además del solar correspondiente para la orden franciscana, también se señalan en el momento de la fundación con el mismo beneficio los solares correspondientes para la Iglesia Matriz, La Merced, Santo Domingo, y Compañía de Jesús, cada una perteneciente a cada orden religiosa y con solares adyacentes de dos manzanas, siendo los jesuitas los primeros en instalar su colegio en un lote de iguales dimensiones (en la manzana del actual Colegio Provincial N°1) es decir que desde principios del siglo XVII la ciudad contaba con cuatro grupos religiosos ya asentados.
En 1603 comienzan los trámites para la construcción de la Iglesia de Santo Domingo, pero recién para 1625 y luego de que los padres domínicos se afincaran en 1623 en su Convento, se comienza la obra bajo la dirección de Andrés del Moral, interviniendo en la misma los indios de la encomienda de Pedro Ramírez de Velasco (hijo del fundador Juan Ramirez de Velasco). La obra se finaliza en 1648 año que fallece Pedro Ramirez de Velasco y cuyo restos por pedido de él se encuentran enterrados en la misma Iglesia.
Si bien de esta fecha tambien data la fundación del Convento domínico se sabe que años más tarde las tierras y viviendas donde se asentó dicho Convento fueron donadas por Francisco Robledo. El Convento albergaba a más de 30 religiosos distribuídos en 15 celdas cuyo Superior es el Padre Gabriel Hernández, acompañado de los padres Pedro Gutiérrez y Alfonso de Ubeda.
Si bien de esta fecha tambien data la fundación del Convento domínico se sabe que años más tarde las tierras y viviendas donde se asentó dicho Convento fueron donadas por Francisco Robledo. El Convento albergaba a más de 30 religiosos distribuídos en 15 celdas cuyo Superior es el Padre Gabriel Hernández, acompañado de los padres Pedro Gutiérrez y Alfonso de Ubeda.
De las ordenes restantes se desconocen los datos de fundación efectiva de sus conventos y lógicamente de esa época no quedan testimonios arquitectónicos solo las descripciones de mediados del siglo XVII, acotan su situación material aclarando que ninguno de ellos cuenta con torre y que mejor es el de la compañía que tiene su correspondiente ranchería "Calle Real" de por medio y que en todos ellos es bastante corto el número de padres y hermanos legos a pesar de lo cual cada orden irá poco a poco instalando escuelas de primeras letras.
Fotografía alrededor de la década del 20.
El campanario dañado por el terremoto fue reemplazado por una estructura metálica
Se conservan las rejas
Para 1874, la Iglesia se conserva casi intacta, aunque sufre muchas transformaciones internas.
En 1894 el terremoto que azotó a la Ciudad de La Rioja daña parcialmente su estructura, pero destruye por completo las Iglesias de San Nicolás, La Matriz, La Merced y San Francisco, quedando la ciudad sin Iglesias, excepto la de Santo Domingo, pero con daños parciales, principalmente su campanario.
Gracias a la intervención de los vecinos el kiosco del centro de la Plaza Vieja (hoy 25 de mayo), sería el lugar donde por un tiempo se daría misa.
Gracias a la intervención de los vecinos el kiosco del centro de la Plaza Vieja (hoy 25 de mayo), sería el lugar donde por un tiempo se daría misa.
En 1931 la Iglesia fue declarada Monumento Histórico Nacional, por el Decreto N° 2.056 y años más tarde entre 1967 y 1971 se restaura nuevamente permaneciendo hasta la actualidad como se ve.
En cuanto a lo arquitectónico de la Iglesia: Predomina una cercanía al barroco español matizada por elementos de la cultura autóctona, sus muros de piedra definen una nave excesivamente alargada (35 m de largo) con menos de 7 metros de ancho, obligando a adosar pilastras en su parte interna que culmina en un retablo ornamentado donde se ubican las antiguas imágenes. Se reduce así aún más al ancho de la nave si bien es cierto que ello puede acortar visualmente la longitud ya que esas pilastras se ven como hitos en los largos muros de 1.25 mts de espesor, y a pesar de haberse utilizado canto rodados para su construcción por este mismo hecho lo del predominio de largo sobre el ancho debió recurrirse a una solución típicamente como son los cuadrales trabas madereras cruzando a 45° a fin de arriostrar los muros laterales con la cabecera. Esta exigencia técnica ha sido luego utilizada para modelar el altar y dar un remate visual a la estrecha nave. Para el lado opuesto se ha utilizado en cambio el ensanchamiento de la pared frontal que llega a 1,60 metros y el refuerzo de la mampostería en los ángulos. Los continuos arreglos interiores la han adornado con altares pinturas enmaderados y estucos lo que hace hoy difícil imaginar su aspecto primitivo.
Uno de los detalles particulares de la Iglesia es su ingreso, donde se destaca el dintel de la fachada, antiguo portal realizado en madera de algarrobo con el escudo de los dominicos y motivos florales tallado en bajo relieves de fondos planos por los mismos nativos de la encomienda de Fátima, detalles que le agrega un sentido de fortaleza y de estoica resistencia al paso del tiempo a la vez que sirve como prólogo para un interior de estilo totalmente distinto al resto de las basílicas en la Ciudad.
Campana de la Iglesia que data de su construcción en 1623 en el patio del Convento
Foto: Museo Sor Leonor de Santa María Ocampo
A esta iglesia estaban adosadas en época colonial quince celdas hechas de adobe con techo de cañizo barro y tejas, tenían galerías que ocupaban tres caras del patio el que medía aproximadamente 50 m de largo. De estas celdas para fines del siglo XIX ya no quedaban casi ninguna, y en la actualidad totalmente reemplazadas por nuevas construcciones y con un terreno bastante más pequeño que el original.
Leer sobre Los Domínicos en La Rioja
FUENTE:
La Rioja y su Patrimonio Artístico. De Ramón Gutierrez, Graciela María Viñuales, Ignacio Gutiérrez Zaldivar. Año 1998.
Huellas de Peregrinos. Itinerarios por sendas del espíritu católico riojano. Arnaldo Vaca. Año 2009
Diario el Independiente
Museo Sor Leonor de Santa María Ocampo
Argentina Patrimonial